Desde pequeñas siempre hemos esperado a que vinieran a nuestro rescate: desde el príncipe con un beso a la princesa durmiente hasta nuestro padre o pareja con habilidades “típicamente masculinas” de las que carecíamos, dispuestos a prestarnos asistencia para comprarnos un coche, colgar un cuadro o ayudarnos con la informática. Siempre parecíamos pobres desvalidas débiles e indefensas esperando que alguien nos echara una mano. Por suerte hace mucho tiempo que comprendimos que siempre habrá una mano amiga al final de nuestro brazo y que somos las primeras que tenemos que empezar a hacernos cargo de nuestra propia situación.
El feminismo empieza en nosotras mismas, no es propiedad de ningún partido político, nadie tiene el monopolio de este movimiento; somos lo bastante inteligentes como para tener nuestras propias ideas (incluyendo las políticas) de forma independiente, sin tener que hipotecarnos con el primero que reconozca nuestro verdadero valor. El feminismo aflora en la forma en la que nos vemos a nosotras mismas, en el modo de relacionarnos con el mundo; así que siéntate a la mesa y negocia, no asumas siempre los papeles secundarios.
ResponderEliminarElla tiene,
como todos,
cientos de miedos.
Pero posee algo que la salva de todo ello.
Confía en sí misma