Puede que a algunos les resulte familiar la villa romana de Simancas, situada tan sólo a 13 kilómetros de la ciudad de Valladolid, junto al río Pisuerga. Este pequeño pueblo, que cuenta con una población aproximada de 5000 habitantes, fue testigo de una hazaña histórica llevada a cabo por 7 mujeres valientes que aún hoy se recuerda con orgullo y se conmemora fielmente cada 6 de Agosto, rindiendo un merecido tributo a sus protagonistas.
Esta historia es una historia de valor, de sacrificio, de entrega, de ser capaces de darlo todo (incluyendo la mismísima integridad corporal y la vida) para desafiar al destino e intentar cambiar el curso de la Historia, esa que se escribe con mayúsculas y perdura hasta nuestros días, preservándose en los libros.
Nos situamos en la España del siglo IX, cuando la península aún se encontraba bajo dominio musulmán. Cuando fallece el Rey cristiano de Asturias Alfonso I, su hijo bastardo el tirano Mauregato se hizo con el poder en el año 783, aunque para ello tuvo que llegar a un acuerdo con el emir Abderramán I, quien le cedió parte de sus tropas para llevar a buen término la toma del trono astur a cambio de la entrega de 100 doncellas cristianas de su reino, como si fuera ganado, 50 de las cuales serían las futuras esposas de los militares mozárabes de alto rango y las otras 50 serían las concubinas del propio emir. Pero por fortuna Mauregato fue aniquilado en el año 788 por otros condes cristianos, quienes se negaron a pagar la deuda contraída y decidieron eliminar aquel denigrante tributo. Años más tarde, y dado que los reyes cristianos se iban sucediendo continuamente en una España convulsa e inestable, el rey Ramiro I decidió reactivar el tributo para poder hacer frente al poderoso sultán Abderramán II. Desgraciadamente, el rey cristiano envió a sus emisarios a la villa de Simancas para reclutar a 7 de sus doncellas como si de objetos valiosos se tratara para intentar satisfacer las exigencias del sultán: debían ser vírgenes, bellas, complacientes y, sobre todo, sumisas.
Las seleccionadas fueron las doncellas Lucía, Eva, Leonor, Laura, Isabel, Inmaculada y Yolanda, que fueron retenidas y encerradas en una torre ante la indignación popular -y dicho sea de paso, la cobardía también popular- para ser entregadas al sultán sarraceno. Las 7 mujeres debieron pasar la peor noche de sus vidas encerradas en aquellas frías paredes, sabedoras de que se convertirían en esclavas sexuales y nunca más volverían a ver a sus familiares, hasta que Leonor sacó un cuchillo y les dijo lo siguiente: “Hermanas, antes de servir a los invasores, una mano nos cortaremos y así mancas seremos. Nuestra belleza se irá con ellas pero en todas partes nuestro sacrificio será recordado”. Todas ellas pasaron sus muñecas por el temible acero y fueron cortando una de sus manos, soportando un dolor terrible, desgarrador y sordo, pero orgullosas de su hazaña. Cuando al día siguiente las vio el emir las despreció, totalmente asqueado, ya que no las veía dignas de su harén. Era un 6 de Agosto allá por el año 843, cuando las 7 doncellas fueron ejecutadas sin piedad, pero nació la leyenda y despertó el espíritu de lucha y resistencia en los corazones cristianos, llegando a unirse para derrotar al enemigo invasor, acabando con la vida de Abderramán II en la batalla de Clavijo, tan solo un año después. La villa decidió honrar a estas mujeres incorporando a su escudo la imagen de 7 manos pintadas y homenajeándolas cada año en sus fiestas típicas. Ahora, casi doce siglos después, la leyenda sigue igual de viva, porque el sacrificio y la generosidad de estas mujeres no fue baladí.
(Fuentes: www.aytosimancas.es; https://es.vida-estilo.yahoo.com/mujeres-cambiaron-historia-conoce-hero%C3%ADnas-143528350.html).
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